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Al Servicio de Prevención Mancomunado

La improvisación se ha convertido en el modus operandide Intelcia. El arte de improvisar, que perpetran sin maestría y a dia-rio, se ha merendado la excepcionalidad y ahora es tan cotidiano como los errores en nómina.

Sin embargo, ya no vale echarle la culpa a la pandemia, ni a la invasión de Ucrania, ni a la huelga de transportistas o al tongo del Festival de Benidorm. En la pasada reunión del CSS le hicimos tres preguntas claras y directas a la empresa.

Todos y todas sabíamos que estaba a punto de decretarse la supresión de restricciones sanita-rias, en concreto el uso de mascarillas en lugares cerrados, y también sabíamos que en los centros de trabajo su uso dependería de lo que dijeran los servicios de prevención. Preguntamos si el teletrabajo que hay actualmente en la empresa es el que se rige por la normativa COVID, o si se trata del teletrabajo regularque se ampara en la ley 10/2021 de Trabajo a Distancia.

Cabe aclarar que el teletrabajo regular cuenta con más derechos y garantías para las personas trabajadoras, ya que responde a una situación estable en el tiempo y no a la excepcionalidad de la pandemia, que otorga mayor flexibilidad a las empresas. ¿Qué respondió el Servicio de Prevención Mancomunado? Que mientras la Dirección de la Empresa no mani-fieste lo contrario, Intelcia sigue aplicando teletrabajo COVID.

Es decir, aquí quien decide la realidad del fin de la pandemia son los intereses de la dirección y no los hechos objetivos.A renglón seguido –y no es una broma–nos dicen que van a dejar de hacer test de antí-genos en los centros de trabajo porque ya carece de sentido. Respecto al uso de mascarillas en interiores, nos indican que aún no lo saben pero que van a recomendar a la Dirección de la empresa su uso durante un tiempo todavía. Les pregun-tamos cuánto tiempo y no concretaron. Un mes, dijeron, quizá más. Al día siguiente, la informa-ción en los centros de trabajo brillaba por su ausencia.Respecto al nuevo centro de trabajo, pues más de lo mismo.

No saben fechas concretas. Es decir, tienen tal caos organizativo que, ni tan siquiera, están claras cuestiones tan básicas como esta. Parece que, según su criterio, es mejor ir improvisando y tirar de las leyes que más perjudican a los y las trabajadoras, aunque ya no estén en vigor. Mientras tanto, la inspección de tra-bajo les acaba de imponer de manera fir-me una serie de sanciones que superan los 10.000€ por falta de evaluación de ries-gos psicosociales, entre otros asuntos. NOTA: Por fin la empresa ha publicado una nota donde dice que de momento si-gue siendo obligatorio el uso de mascari-llas en todos los centros de trabajo

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