COMITÉ DE FESTEJOS DE INTELCIA Y LA FIESTA DE OM
Ya sabíamos que esta empresa tiene dos caras. Como las dos caras de la luna o de la moneda. O como el villano aquél de Batman. Sin embargo, el comité de festejos de Intelcia –que no sabemos quién lo integra, hablando con honestidad– se ha lucido bastante con la celebración de su fiesta navideña en el centro de OM.
Hacer una fiesta a la que no está invitado todo el mundo –los agentes no lo estaban– que está presente en ese momento en el centro de trabajo ya es una primera muestra de mal gusto. Acordaos de ejemplos como esto cuando digan que “todos y todas vamos en el mismo barco”.
Hacer una fiesta que, además, entorpecía que la gente pudiera realizar su trabajo con normalidad, que pudiera acceder a las distintas zonas del edificio como vendings, etc. sin dar un enorme rodeo y que hubiera música y un ruido considerable, no solo es una muestra de mal gusto. Aquí nos adentramos en el terreno de la falta de respeto.
Pero Intelcia siempre tiene dos caras. Porque Intelcia es esa empresa que, en el mismo día, te entrega una carta amenazante porque, según dicen, tu rendimiento está bajando, y a la vez ese mismo día te mandan un mail genérico con colorines para darte una palmadita –también genérica– en la espalda. Todo lo hacen a bulto: las relaciones personales, los despidos, las cagadas en las nóminas o los turnos… Luego se sorprenden de que nos sintamos tratados como números y que veamos cómo van desechando a la gente a diario como si fueran kleenex.
En el centro de OM, la fiesta antes mencionada no es el único ejemplo de las dos caras de la empresa. Esta falta de respeto se hace patente en otros muchos asuntos que tienen que ver con el día a día. Los agentes que trabajan en ese centro ya saben que estarán un poco más calentitos en invierno cuando vayan a trabajar las personas de estructura. El resto de los días, frescor polar.
¿Sabéis cuál es la característica más habitual en todas esas personas que tienen dos caras?
Que nunca se sonrojan.